domingo, 12 de octubre de 2025

PROTOCOLO LASTRA PARA NIÑOS PREMATUROS

 La idea es que el principal problema de sostenibilidad y desarrollo a largo plazo del bebé prematuro es la ausencia de factores neurotróficos, organotróficos y contribuyentes a la motilidad celular y la protección inmunológica.


El bebé prematuro sufre por múltiples motivos, principalmente por su inmadurez a nivel respiratorio y vascular, también metabólica, pero todos estos frenos podrían ser compensados parcialmente si se aportase las hormonas, citotrofinas y factores de crecimiento maternos que deja de recibir al salir del útero prematuramente, de forma artificial.


El bebe prematuro precisa de un aporte de líquidos que inicialmente es en parte vía parenteral, y para ello se emplean sueros glucosados y nutrición parenteral.

La idea es que la madre siga aportando los estímulos celulares adecuados y para ello la única opción es extraer sangre de la madre que se sepa que va a ser prematura en una cantidad abundante (al menos 500 ml) cuando comience la sospecha de parto irremisible.


Esta sangre debe ultrafiltrarse para convertirse o bien en plasma o bien en suero.

El plasma contiene plaquetas y hay riesgos trombóticos asociados, por tanto  podría ser peligroso.

El suero en cambio podría mantener todos estos factores humorales.


Se comenzaría a infundir desde el momento del nacimiento, sustituyendo al menos el 50% de volumen de suero y debe conservarse criogenizado para evitar el deterioro de estas proteínas.


Se debería mantener un aporte al menos hasta la semana 32.

Seguramente se podría intentar con volúmenes mayores aún, y estudiar si frena los procesos de hemorragia intraventricular, si mejora el neurodesarrollo, la adaptación pulmonar, el metabolismo hepático, el desarrollo óseo y muscular, el tono y la fuerza en comparación con sujetos que no se les administre.



Es un plan piloto, que lamentablemente ideé en la desesperación cuando mis niños se iban a quedar sin el suministro materno antes de lo previsto. Tenía que haber una forma de administrar todos estos ricos compuestos que la madre aporta y la nutrición parenteral no, sin embargo aunque soy pediatra, dado que se me ha alejado de la neonatología y neuroneonatología por motivos diversos que prefiero no mencionar, nunca he podido sugerir este proyecto.


Dej oconstancia que esto fue  ideado en 2021 y redacto ahora en 2025 para que se sepa que por fin lo he contado a otros compañeros y por tanto si  se desarrolla y patenta, quede constancia que la idea original partió de mí.


Juan Lastra.

lunes, 2 de mayo de 2022

Historia de Tera

 HISTORIA DE TERA


Decía el viejo Filón de Alejandría que cada tierra destila un sentimiento. 

Pues bien, si había un sentimiento que emanase de la isla de Tera, ése era sin duda el odio.


Anaxágoras fue un erudito anatolio que viajó y escribió mucho, y en su juventud pasó cuatro largos años enseñando filosofía a los teranos. Tiempo más que suficiente para resumir en sus memorias que "la isla es bella, pero los teranos son codiciosos, racistas y malos anfitriones."


La cultura terana proclamábase procedente de Macedonia, tanto por proximidad geográfica como por los apellidos importados de los tesalonicenses a las Espórades, así como por el uso del dialecto terano, variante del macedonio.


Que el imperio griego hubiera construido todos sus templos, edificios, acueductos, desagües,caminos y carreteras, hubiérales dado su educación, su arte, su cultura, su medicina, su historia, y luchado por su libertad había pasado a resultarles indiferente, especialmente tras llegada de la nueva gobernadora y también, claro está, por los frecuentes cofres de plata que recibían con puntualidad del puerto de Tesalónica a cambio de apoyar la causa del "temible imperio del Kukulkán".


Este imperio no constaba en ninguno de los tratados más importantes de historia de la época ya fueran redactados por amigos o por enemigos, pero se mencionaba en obras literarias a modo de constructo formado en el imaginario colectivo moderno, abarcando un territorio que incluía una parte de la Macedonia, otra de la Anatolia y a las Islas Egeas, y en dónde idealmente el buen comercio haría salir oro y diamantes a espuertas hasta del culo de un gorrino.


De aquella guisa cuando Asdrúbal llegó a la ciudad de Tera el odio a lo griego era palpable en el ambiente. Que el idioma griego fuera en aquél tiempo el más extendido en el Mediterráneo, el lenguaje de filósofos, historiadores, matemáticos y artistas no era razón suficiente para mantener su uso, puesto que Grecia estaba robando el oro del Kukulkán.


Podrían ser mucho más ricos sin el peso de los vagos del Peloponeso, sin el lastre de la raza inferior que habitaba a pocos kilómetros.

Toda acción realizada por comerciante, sacerdote, prostituta, gobernante o artista debía irremisiblemente ir destinada a la ruptura con Grecia. No había sitio para nada más, poco importaban ya las vidas de las personas, sus sentimientos, sus pasiones, el ingenio humano, los dioses, la gnosis o la dignidad.


Para darnos una idea de la cultura terana, el mayor de sus eruditos érase considerado a Cretón.

Este hombre fue célebre por escribir numerosas obras de leyes, medicina y filosofía en macedonio, y en varias de sus aseveraciones más fehacientes, llegó a estimar el valor exacto de un griego en dos tercios el de un terano. 


Además describía a los griegos como "pequeñitos, cejijuntos, con la piel tiznada y la cabeza grande pero vacía". 

Encontraba en la unidad entera el valor de los macedonios, por ser primos hermanos a los que prestaban incluso adoración, y en seis séptimos el valor de los anatolios, por proximidad cultural.


Pericles intentó profundizar en los cálculos de Cretón, y se asombró de descubrir que si un griego valía sólo dos tercios de un ser humano, cuán mínimo debía ser el valor de un etíope, de un palestino o de un asirio, a los que la sociedad terana sólo les hacía la gracia de fingir simpatía, eso sí, lejos de cualquier responsabilidad.


Así las cosas Asdrúbal sólo fue un chivo expiatorio. A última hora, cuando ya se vio destruido en su carrera como guerrero y militar, enfermo, lisiado y arruinado, preguntó a Anakletos, sacerdote ciego del templo de Eleos, ¿por qué habían ido a por él, medio griego medio fenicio como era, de origen en aldea humilde del Epiro y sin ambiciones políticas?


- Odio, codicia y envidia, esos son los tres preceptos que habitan el corazón de la cultura terana, hijo mío. No te culpes, caíste en el lugar equivocado en tiempo de tribulación ", dijo el sacerdote con los iris cubiertos de escarcha.

- ¿Padre, llegarán a arrepentirse algún día de la crueldad de sus acciones, los isleños? replicó Asdrúbal con el hálito entrecortado por la enfermedad, el cansancio, la humillación a la que era sometido y el hambre.

- Hijo, igual que yo no puedo comprender el color ni la forma de las nubes, porque soy ciego de nacimiento, ellos tampoco comprenden que lo que hacen es malo, pues lo han mamado desde tierna edad y para ellos es natural que unos hombres valgan menos que otros por su idioma o procedencia.


Asdrúbal llegó de la mejor escuela de lucha clásica del momento, la academia de la Acrópolis de Atenas. Su llegada despertó odio e indignación en los teranos, 

"¿Cómo un tipo humilde, sin tierras ni oro, puede venir aquí a dar lecciones de lucha?", pensaban, "antes de que adquiera destreza y mayor conocimiento debemos destruirle."


Y así le retiraron la armadura, las armas y el caballo aún siendo un joven en busca de experiencia y prepararon guerreros teranos a imitar sus andanzas para poder suplantar ese tipo de figura, que tanto daño hacía al imperio del Kukulkán.


Quizá en aquél primer año aún de juventud y salud, murmuraba otro sacerdote, de haber el guerrero desposado una terana, o al menos una macedonia o anatolia, una verdadera parlante, su destino habría sido glorioso aún. 


Pero no fue así. Se emparejó con otra "esclava", de raza ajena e idioma materno griego. Tuvo con ella tres hijas, sufrió sin límites ella también, de hambruna y enfermedad, fue abandonada a su suerte. Incluso estando encinta sufrió azotes y humillaciones para ver si sus hijos salían mal, mientras Asdrúbal ausente cumplía las ingratas labores para traer el pan.


Y ello los condenó al escarnio isleño.


Cuando el barco llevaba amarrado a Asdrúbal y a su familia en unos maderos flotantes en popa, maltrechos y heridos, la gobernadora murmuró: "¡Ahí se vaya la mierda griega! ¡Quédense sólo nuestros valiosos jóvenes del Kukulkán!"

lunes, 24 de enero de 2022

La isla de Tera

 El joven y supuestamente macedonio Asdrúbal avanzaba penosamente por el desierto con varios huesos quebrados y el ánimo aplastado por inmensas fuerzas ante las que de ningún subterfugio disponía.


Recorría las dunas arrastrando ambos pies y sosteniendo con una mano su brazo contrario, el cual notaba como si fuese un trozo de madera. 

Con dificultad para respirar y una quemazón sofocante en el pecho, percibía el arenoso aire que inhalaba como fuego así como sentía una opresión sorda en el cuello, semejante a una pesada bota persa sobre su tráquea.


Las cenizas calientes del Etna, en ebullición en aquellos tiempos, cauterizaban sus heridas y la brisa del Egeo soldaba sus quebrantados huesos.


Salió con el título de caballero bajo el brazo de la academia de la acrópolis ateniense y con un odre de vino y un escudo. 

- ¿Sin caballo ni espada? preguntó a la salida, bajo el friso del templo.

- No hay caballo ni espada para los leprosos, le contestó su maestro de armas.

- Sabe usted que no tengo lepra alguna.

- Reconozco que se trata de una situación coyuntural, pero usted ha aprendido a luchar como yo le he enseñado, le irá bien en la vida, le dijo de nuevo.


Acto seguido el joven Asdrúbal vomitó sangre a sus pies y con un gesto de repulsa, Exógenes dio media vuelta.


La isla de Tera... La ansiada isla de Tera. En su imaginación observaba palmeras datileras y sicómoros a orillas de una vasta playa de arena fina. Mujeres bañándose con togas vaporosas y un desfile militar en el que era reconocido como general de los ejércitos. Batallas ardorosas arrasando al enemigo aqueménida...


Pero sucedió en realidad que a su llegada a Tera le dieron una capa raída de color ocre, una espada de madera de pino de Alepo deficientemente tallada y lo montaron en un asno, en olor de multitudes. Le aplaudían y le agitaban ramos de olivo y hojas de palma secas.


Tras la presentación en la corte de la gobernadora, le entregaron una lista de trabajos como a Heracles y lo despidieron entre vítores. 


El primero de los trabajos consistía en librar los muelles de una epidemia de ratas rabiosas.

A la noche regresaba escoltado por unos piqueros que le encadenaban los pies maltrechos y le pinchaban en la carne en la espalda, supuestamente para endurecer su cuerpo. 

Estos lanceros tenían ánimos territoriales acérrimos y se reían de como regresaba el forastero agotado, hambriento y sediento.


En un establo pusieron un montón de heno entre bueyes y asnos, y amarrábanle las cadenas al suelo para que no escapase. Le llenaban la bolsa de vino a dos tercios con vinagre y le tiraban un mendrugo de pan ácimo y un pedazo de queso de cabra.


Durante casi cuatro años estuvo aniquilando ratas con su espada de madera, mientras jóvenes adinerados, hijos de sacerdotes y mequetrefes diversos fueron enviados en masa a formarse a escuelas de caballería ecuestre. Tal fue el impacto de su presentación que surgió una epidemia de pasión por la caballería que llamaron la "anvidia".


Y así sobornaron a los jueces de escuela para evitar las pruebas de acceso.

Unos fueron a la propia Atenas, otros a Tiro o a Creta. Allá gozaron de todas las facilidades y honores, y regresaron en corceles blancos y otros zahínos, con espadas relucientes debidamente ornamentadas, parazonios y lanzas brillantes.


Mientras tanto llevabánle a la eglesia en domingo en donde algunos caballeros piadosos le metían monedas en los calzones que luego recuperaban los sacerdotes. 


En sábado lo desnudaban en el mercado para mostrar las exhuberancias de los atributos extranjeros y se le acercaban algunas mozas teranas, generalmente viudas y repudiadas, a decirle improperios y groserías en público, como era tradición.


Un día un sacerdote le envío al establo a un comerciante de esclavos que le presento a Crisanta, una joven bella e inteligente raptada de niña en Egipto y que a pesar de sus dotes era rechazada por su ausencia de sangre terana o helena. 

La eglesia del templo de Apolo la había vendido recientemente al esclavista. De tez bronceada y ojos verdes hubiera llamado más la atención de los hombres de no haber sido por una viruela que le había carcomido gran parte de la cara.


Pensaban los sacerdotes de Apolo que siendo un hombre fuerte y valiente, combinado con aquella egipcia bella, darían robusta descendencia de la que hacerse cargo.

Y tras 7 noches en el establo, ambos encadenados, quedó ella encinta y a recaudo de nuevo de la eglesia, que volvió a pagar la suma previa, más un plus por el futuro sucesor.


Llenóse la isla de caballeros bien armados, a los que les rendían el mayor culto y respeto, casábanlos con las más bellas y otorgábanles las mejores casas, mientras Asdrúbal, en su establo sufría de úlceras varias.


Un día el hijo benjamín del sacerdote del templo de Apolo preguntó a su padre

- ¿No era este el  caballero forastero que aclamamos a su llegada?

- Así es, hijo, así es.

- Padre, ¿por qué él no lucha con nuestro ejército y defiende nuestra ciudad?

- Hijo, digamos que lleva mucho tiempo matando ratas y no está para enfrentarse a hombres.

- Entonces ¿para qué lo trajisteis padre, si no nos ayudará?

- Hijo, nos hemos dado cuenta que podemos forjar nuestros propios caballeros. No queremos más forasteros. Compáralo ahora con los nuestros, mira qué diferencia.

- ¿Pero si le hubiérais dado una espada y un caballo y permitido entrenar en el coliseo no sería ahora un gran guerrero?

- Hijo mío, hay cosas que aún no puedes entender. Además un mercader griego nos contó un secreto nada más que llegó.

- ¿Qué secreto, padre?

- Tiene lepra.

- ¿En serio?

- No, pero teniéndolo así podemos enseñar a la gente lo patéticos que son los caballeros griegos.

viernes, 27 de febrero de 2015

Mis días de la jauría

De mis días en la jauría

Recibí dentelladas, vaya si las recibí. Llagas de pura inquina y el pelo ralo, a jirones, de ser arrancado a mordiscos.
Fue una etapa dura. A un tiempo entre salitre y vinagre curtiendo la piel, espinas clavadas en los hombros, y en la boca, y ese sabor a sangre que emana; no sabe uno, si del cerebro o de los pulmones.

Pero nada comparable a ahora. Ahora ya no respiro. Apenas entra aire en mis branquias, y en mi pecho noto una cárcel y un cuchillo, y en mis piernas cadenas y ya no puedo caminar.
Casi no tengo fuerzas, los objetos se me escapan de las manos e intento hablar pero no articulo palabra, y bien que así sea, porque en este desierto nadie me escucha y nadie hay para oírme.

martes, 24 de junio de 2014

Explosión de una cafetera.

¿Puede explotar una cafetera?

Por supuesto que pueden hacerlo, y en efecto lo hacen, en especial las cafeteras inteligentes -smart coffee makers-. Sin ir más lejos la mía se ha despedido hoy de mí, de su casa, de su familia y amigos... Entiéndase como tales las tazas del ikea, marrón y gris, las cucharillas de plástico y las de acero aleado (y nótese la diferencia de clase que afecta a todos los niveles de la existencia y que tiene su razón de ser en la justicia divina, entendida como tal porque castiga a los malos con vidas miserables, y a los buenos los entrona en yates con tobogán), así como el azucarero y el microondas.

La despedida no fue todo lo elegante que podría uno esperarse tras tres años de servicio y buen trato. Podría haber consistido en un emotivo parpadeo y un final pacífico, nada más terminar de producir el café, pero por desgracia eso sólo ocurre en las películas, y la suya, su despedida, se acercó más a una ventosidad gigante, una erupción volcánica truncada o un megalomaníaco corte de mangas, quedándose inclusive la pastilla dentro, y por supuesto nada más abrir el paquete.

Cuando uno adquiere en los grandes almacenes una cafetera inteligente, se espera mucho más de ella; un tanto de educación y serenidad, cierta eficiencia y asertivismo. En resumen, que guarde las formas y sea trabajadora, sin llegar a pedírsele que se apunte a cientos de cursos, incluyendo los de cómo hablar en público, cómo ejercer el liderazgo y dejar de ser un mindundi o los de empatía para recuperar a psicópatas creados por psicoterapeutas a partir de perdedores.

Tras el atentado lo que he hecho es repasar los motivos por los cuales una cafetera inteligente podría explotar, desde los químicos hasta los físicos, pasando por los electrónicos y, obviamente, sin olvidarme de los psicológicos.
Génesis de metano a partir de películas bacterianas, acúmulo de vapor en bolsas internas generadas por los cambios de temperatura, exceso de presión sobre un sistema valvular deficiente, fluctuaciones en la intensidad de la corriente eléctrica, tormentas solares...

Pero bien mirado el asunto, agotamiento, estrés o desidia resultan lo más plausible. A todos nos puede pasar. Una vida de trabajo y miseria sin ningún reconocimiento en un barrio sucio de la ciudad, en una casa pequeña, con escasa luminosidad. Se acumulan la claustrofobia, el exceso de melatonina y el sentimiento de rabia contenida, y el resultado no puede ser sino una explosión grotesca y retorcida.

Probablemente preparada durante meses, hurdida y premeditada con la peor de las intenciones, que en este caso es dejar a un hombre sin café de cara a afrontar una extenuante jornada de trabajo, la explosión era un objetivo en sí misma y no el fruto de una muerte natural.
Con el afecto adquirido del enfrentamiento conjunto a la adversidad, todo esto resulta confuso y doloroso. Y aunque inicialmente era reticente a aceptarlo, ahora, por más que trato de analizarlo, todo siempre me lleva a la misma conclusión: venganza.

Exponer a un ente a soportar agua de grifo congelada todas las mañanas, inclusive el más frío de los inviernos, rociarla con un polvo oscuro y someterla a descargas eléctricas hasta que alcance el punto de resistencia que le permita hervir el agua y que esta ascienda por pura presión de vapor, de sus pies hasta su cabeza para vomitarla toda ella, ya de color negro, no debe ser agradable.

Bueno, a la basura con ella.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

El hombre frente al siglo XXI. El feminismo pasivo.

Así es amigos, pasando de los treinta, a unos un poco antes y a otros un poco después, se nos presenta esa sensación, de sobra por todos conocida, semejante a un malestar  que asciende desde los testículos hacia el abdomen y hacia el tórax, y que se manifiesta de forma corrosiva y asfixiante, privándonos del aire y haciéndonos sentir culpables en repetidas ocasiones durante el día.

Se trata de una sublimación freudiana del desasosiego que produce para un ser humano masculino en momento culmen físico y mental, preparado para entrar en acción: cazar, luchar y copular, el bifrontismo existente entre la naturaleza del hombre y el hecho socioculural de estar comprometido, o en su versión más agresiva, de estar casado.


Dicha sublimación, todo sea de paso, tiene una justificación biológica y molecular. Ocurre como respuesta a la producción por parte de nuestras gónadas de picos de testosterona libre que actúan a nivel de, a saber; el cerebro, la próstata y las vesículas seminales.
Debo puntualizar para el público femenino que durante este proceso no existe erección. Toda vez superada la adolescencia, el izamiento del miembro se sustituye directamente por la susodicha sensación, y si acaso, en el mayor de los casos, se acompaña de pequeñas punzadas de dolor en la punta del pene y en el escroto.

Se trata esta, de una sensacción repulsiva y enfermiza para la que aún no estamos preparados. No hemos evolucionado genéticamente lo suficiente como para sobrellevar tal confrontación psicobiológica. Y es que no existe una masculinidad selectiva. No puede uno ser un león en la cama y salir de casa como un pobre gatito castrado.

¿Qué desencadena esta sensación?
Bien, la respuesta es sencilla. La visión, olfación o audición de carne femenina joven. Voluptuosas caderas, prietos glúteos, muslos firmes, escotes que desvelan curvas gloriosas en forma de mama o de teta, a preferencia de cada uno. Jóvenes que contonean sus figuras desprendiendo aroma a sexo y que no respondiendo de forma recíproca, pero viéndose liberadas para la provocación sin respuesta del sujeto andrógino (efecto mono, plátano y pistola eléctrica)

¿Cómo puede combatirse esta sensación?
A pesar de toda la fisiología y anatomía que uno estudia en la facultad, no existe una respuesta  farmacológica o psicoterapia que actúe eficazmente frente a este mal que asola nuestra sociedad generando problemas y enfermedades tan destructivas como la depresión, las adicciones, el consumismo compulsivo o la violencia de género en el más miserable de los supuestos, y sin ánimo alguno de justificar estos hechos.

Tan solo la castración, física o química (antidepresivos, ansiolíticos, moduladores del estado de ánimo, betabloqueantes y otros antihipertensivos, etc.) son solución al problema, con el inconveniente de probable paliación del dolor con traslado de la dolencia al sistema nervioso central de tal modo que desencadene el desarrollo de formas precoces de demencia o psicosis mixtas.

Tal es la naturaleza del cerebro masculino, y no podemos luchar frente a ella.